Usar Pañal de tela o desechable?

Los llantos de los bebés obedecen siempre a una razón, el problema es saber interpretarlos. La mayoría de las veces, los llantos se desatan debido a que el infante se encuentra incómodo, bien porque tiene gases, le duele algo, tiene hambre o porque está sucio o mojado. En este último caso, la higiene y el cambio de pañal sucio por otro limpio constituyen la fórmula ideal para que el bebé cese su rabieta de inmediato.

No debe olvidarse que un niño pequeño necesita cambiar de pañal cada tres o cuatro horas. La vigilancia del pañal es, por otra parte, condición indispensable para evitar que las escoceduras y demás afecciones cutáneas deriven en problemas más serios y se cronifiquen. La supernanny Jo Frost, en su libro “Ya eres mamá”, recomienda cambiar el pañal del bebé lo más a menudo que se pueda, ya que “cuanto más limpio y seco tenga el culete, menos irritaciones sufrirá”.

VIGILAR LAS IRRITACIONES

También recuerda Frost que es muy importante vigilar los pañales si la alimentación del pequeño es a base de biberones, debido a que esta aumenta la posibilidad de que surjan irritaciones.

Otra cuestión es la dificultad del cambio de pañal, sobre todo en madres primerizas, una operación que requiere cierta pericia, ya que el bebé no suele parar de moverse cuando se le está cambiando y es muy importante que quede todo bien ajustado para que no haya escapes de pis o de heces.

No hay consenso sobre si resultan más idóneos los pañales desechables o los reutilizables, si bien diferentes asociaciones ecologistas indican que los primeros contribuyen al incremento de la contaminación del medio ambiente.

Los gremios de fabricantes de pañales de tela argumentan, por su lado, que estos resultan mucho más económicos y ecológicos al poder reutilizarse después de lavarlos. Asimismo, aseguran que la experiencia demuestra que los pañales de tela provocan menos escoceduras que los desechables, debido a que los últimos contienen sustancias que, en algunos casos, pueden producir alergias.

CONSEJOS PRÁCTICOS

Sean de celulosa o de tela, a la hora de cambiar los pañales hay que tener en cuenta una serie de consejos prácticos recomendados por la Asociación Internacional de Pediatría.

-Asegúrese de que tiene a mano todo lo que necesita antes de iniciar el cambio de pañal.

-Compruebe que el cambiador en el que va a colocar al bebé tumbado boca arriba esté limpio, con el fin de evitarle posteriores infecciones vaginales y urinarias.

-Desprenda el pañal sucio. Si el bebé es varón, es posible que le rocíe de orina en cuanto sus genitales queden al aire. Para evitarlo, conviene que le ponga el pañal limpio, inmediatamente después de quitarle el sucio. Es conveniente también, en ese momento, apartar cuanto antes el pañal sucio para evitar que el bebé meta el pie en la suciedad sin querer.

-Limpie los genitales con una toallita húmeda desechable (de adelante hacia atrás, si es niña, para evitar infecciones vaginales), mejor si es hipoalergénica. Procure pasar bien la toallita por todos los pliegues de la piel, pero intente sustituir a veces estas toallitas por algodón humedecido en agua templada.

-Séquele bien con su toalla de baño y procure no olvidarse de repasar ningún pliegue de la zona inguinal.

-Si observa irritación en la zona, utilice una pomada específica y deje la zona al aire durante un rato.

-Coloque el pañal, elevando ligeramente al bebé y sujételo de forma que quede lo bastante ajustado como para que no se escape nada, pero no lo haga de forma que el niño quede incómodo por sentirse demasiado apretado. Si el bebé es niño, procure que el pene quede hacia abajo dentro del pañal para que no se moje la ropa interior cuando se orine.

Si el obligo aún no se le ha caído, asegúrese de que el pañal no se lo tape. Como consejo complementario se recomienda limpiar el cambiador con aerosol desinfectante. En caso de usar pañales de tela reutilizables, es aconsejable que los laven los propios progenitores del niño con detergente especial para ropa de bebés.

Por último, está absolutamente contraindicado usar suavizante en el lavado de la ropa del bebé, así como el uso de sábanas antiestáticas, debido a que pueden contribuir a la aparición de escoceduras en su delicada piel. Jo Frost se muestra contraria en su libro al uso de los polvos de talco en el aseo de los genitales del bebé, al asegurar que “los estudios realizados demuestran que pueden resultar peligrosos para los pulmones” del infante.