El hallazgo de fósiles de dientes de tiburones en la Formación Gatún en Panamá reveló la existencia de un refugio para las crías de esa especie, en una estrategia de supervivencia frente a los depredadores.
Según el diario Panamá América, estudios realizados por el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales permitieron la obtención de unas 400 muestras.
De ellas, al menos 28 correspondieron al Charcharocles Megalodon, la especie de tiburón más grande que haya existido en el mundo y que llegó a alcanzar longitudes de 17 a 20 metros.
Para los expertos, ese resultado mostró que la zona era utilizada para preservar a los animales jóvenes de los ataques de otras especies.
Con ello se aprovechaban además las facilidades de aguas poco profundas y con abundancia en alimentos, para favorecer así el desarrollo de los ejemplares.
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