Hoy día se promueve como un material renovable con gran potencial para producir también tejidos para ropa, muebles, papel, alimentos, medicinas, etc.
Se han hecho incluso productos de prueba como un auto eléctrico con chasis revestido en bambú y en 2007, Asustek Computer Inc. creó una laptop con un sobre de bambú.
En el sector de la construcción se fomenta su uso para hacer casas, pisos y elementos decorativos para evitar utilizar acero, madera y otros materiales más complejos en los que se requiere extraer recursos de la tierra, y un alto consumo de energía para procesarlos y para su transporte, contribuyendo así a reducir las emisiones de CO2 y a conservar los bosques.
El bambú también puede ser útil y rentable en proyectos de reforestación.
Una mayor demanda e industria basada en este cultivo podría representar además una oportunidad de generar ingresos y beneficios sociales para muchos pueblos indígenas y comunidades rurales.
El ingeniero Rolando Sánchez, presidente de la Asociación Panameña para la Sostenibilidad de la Agricultura y la Naturaleza (Apasan), explica que la velocidad de crecimiento del bambú depende de la especie, el tipo de suelo, etc., pero hay algunas que se pueden cosechar en cuatro o cinco años. Además, al cortar las palas, la planta rebrota y sigue produciendo más cañas, a diferencia de un árbol, cuyo ciclo productivo se acaba al ser cortado. La especie Guadua angustifolia, que crece desde México hasta la parte norte de Argentina, es una de las más versátiles.
PROYECTOS LOCALES
El ingeniero Sánchez expresa que la Apasan está en espera para conocer si les aprueban un proyecto que presentaron ante la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) para realizar un inventario de bambú, identificando especies de guadua y otras en la provincia de Chiriquí y conocer su oferta productiva-económica.
Actualmente, mediante un convenio de cooperación técnica-científica de cinco años entre Apasan y el Instituto de Investigación Agropecuaria de Panamá (Idiap), se ejecuta la segunda etapa de un proyecto de promoción al desarrollo agroindustrial del bambú, que es financiado por Senacyt.
Los investigadores trabajan en el desarrollo y validación de protocolos de reproducción in vitro del bambú, enfocado en la Guadua angustifolia Kunth, con miras a obtener semillas y plantas saneadas, certificadas y con plan de manejo para su eventual introducción.
Como complemento, esperan poder introducir también otras variedades como Dendrocalamus asper, cuyos brotes son comestibles y Phylostakis aurea, que se puede doblar fácilmente y es muy útil para hacer muebles, indica el ingeniero forestal Marco Riquelme, coordinador de proyectos de investigación de Apasan.
La transformación de subproductos del bambú es otra parte de este trabajo, e incluye la obtención de brotes comestibles y de vinagre para el desarrollo de biofertilizante o abono foliar.
Con el apoyo del Instituto Especializado de Análisis de la Universidad de Panamá, han realizado pruebas sobre el valor nutricional de los brotes y los resultados preliminares revelan que estos contienen antioxidantes, fibra, vitaminas y hierro.
Riquelme añade que también han trabajado con guadua nativa en talleres de ebanistería y se hizo un prototipo de mueble. Además, se capacitó a técnicos de instituciones de gobierno y otras, porque aún falta mucho conocimiento sobre el uso y manejo del bambú en Panamá. La última etapa del proyecto, que será la divulgación de resultados, está prevista para iniciarse en marzo de 2010.
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