Los panameños elegirán el próximo domingo a su nuevo presidente entre tres candidatos aparentemente sin diferencias ideológicas pero con marcados perfiles personales que han centrado, con duras acusaciones, la campaña electoral.
ampliar fotoLa clase política panameña se ha mostrado durante esta campaña aparentemente de acuerdo en la fórmula política a aplicar o renuente a proponer algo diferente al modelo ya establecido de libre mercado a ultranza.
Todos los analistas consultados por EFE coincidieron en pronosticar que el modelo político y económico imperante en Panamá no va a variar sea quien sea el candidato que gane las elecciones.
El candidato favorito es el multimillonario Ricardo Martinelli, de 57 años, liberal y propietario de las más extensa y lucrativa cadena de supermercados del país.
Fundador y líder de la agrupación Cambio Democrático (CD), Martinelli aglutinó en una denominada Alianza por el Cambio (AD) bajo su candidatura presidencial a los tradicionales Partido Panameñista (PP), Movimiento Liberal Republicano Nacionalista (Molirena) y Unión Patriótica (UP).
El único precio que pagó para consolidar esa alianza fue ceder su candidatura a vicepresidente al también empresario millonario Juan Carlos Varela, líder del PP y miembro confeso del Opus Dei.
Martinelli ha desempeñado varios altos cargos públicos con los diferentes gobiernos que se han sucedido durante los últimos años en Panamá y de los que siempre dimitió.
Todas la encuestas sitúan en segundo lugar a Balbina Herrera, candidata del Partido Revolucionario Democrático (PRD), perteneciente a la Internacional Socialista (IS), actualmente en el gobierno y una de las máquinas institucionales mejor engrasadas del país, con algo más de 600.000 militantes adictos al poder.
Al frente de la cartera de Vivienda, esta ingeniera agrónoma de 55 años y extracción social humilde, alcanzó la mejor valoración de la opinión pública entre los ministros del actual gobierno, presidido por Martin Torrijos.
Herrera tuvo que librar una batalla interna para hacerse con la candidatura presidencial de su partido frente a quien fabricó y divulgó los argumentos más demoledores contra ella y que finalmente consiguió convertirse en su incómodo compañero de fórmula electoral como aspirante del PRD a la vicepresidencia, el alcalde desde hace 10 años de la capital de Panamá, Juan Carlos Navarro.
La candidata del PRD ha dedicado prácticamente toda su campaña electoral, sin ofrecer algo diferente a las propuestas de Martinelli, a defenderse y lavar su imagen de la acusación de haber sido una radical y estrecha colaborada del ex dictador panameño Manuel Antonio Noriega, con la que el propio Navarro comenzó a refrescar la memoria histórica nacional.
En tercer lugar, y sin posibilidad aparente alguna de ganar, está Guillermo Endara, abogado de 72 años, ex presidente de Panamá de 1989 a 1994, con una intención de voto -según las encuestas- a su candidatura de Vanguardia Moral de la Patria (VMP) que no supera el 4 por ciento.
El analista político panameño José Eugenio Stoute declaró a EFE que esta campaña se ha caracterizado por ser "muy dura y muy sucia" y que "ha estado centrada en la personalidad de los candidatos", quienes "no han mostrado diferencias ideológicas o propuestas alternativas".
"Martinelli ha desplegado una campaña mediática excelentemente concebida, mientras que Balbina (Herrera) sufrió un daño irreparable, tanto dentro como fuera del partido, durante las primarias del PRD" para hacerse con la candidatura presidencial de ese partido, opinó Stoute.
Maria Eugenia Altar, directora de proyectos de Ditcher & Neira, una empresa privada de consultores de mercados, que hace encuestas sobre tendencias electorales de forma independiente y con su propio patrocinio consideró que, a diferencia de Herrera, Martinelli ha sabido jugar a su favor con las críticas de que ha sido objeto.
Martinelli fue acusado por sus rivales durante esta campaña de "estar loco", más concretamente de ser "bipolar" y tomar medicamentos para combatir su supuesta disfunción mental.
"Ni siquiera sé lo que es ser bipolar, y los únicos medicamentos que tomo son una pastilla para la presión arterial y otra para el colesterol", dijo recientemente Martinelli en una entrevista con un canal local de televisión.
En las elecciones del próximo domingo, los 2.200.000 panameños convocados a las urnas, elegirán, además del presidente que gobernará el país durante un quinquenio, a sus alcaldes y a los 71 miembros de la Asamblea Nacional o Parlamento.
ampliar fotoLa clase política panameña se ha mostrado durante esta campaña aparentemente de acuerdo en la fórmula política a aplicar o renuente a proponer algo diferente al modelo ya establecido de libre mercado a ultranza.
Todos los analistas consultados por EFE coincidieron en pronosticar que el modelo político y económico imperante en Panamá no va a variar sea quien sea el candidato que gane las elecciones.
El candidato favorito es el multimillonario Ricardo Martinelli, de 57 años, liberal y propietario de las más extensa y lucrativa cadena de supermercados del país.
Fundador y líder de la agrupación Cambio Democrático (CD), Martinelli aglutinó en una denominada Alianza por el Cambio (AD) bajo su candidatura presidencial a los tradicionales Partido Panameñista (PP), Movimiento Liberal Republicano Nacionalista (Molirena) y Unión Patriótica (UP).
El único precio que pagó para consolidar esa alianza fue ceder su candidatura a vicepresidente al también empresario millonario Juan Carlos Varela, líder del PP y miembro confeso del Opus Dei.
Martinelli ha desempeñado varios altos cargos públicos con los diferentes gobiernos que se han sucedido durante los últimos años en Panamá y de los que siempre dimitió.
Todas la encuestas sitúan en segundo lugar a Balbina Herrera, candidata del Partido Revolucionario Democrático (PRD), perteneciente a la Internacional Socialista (IS), actualmente en el gobierno y una de las máquinas institucionales mejor engrasadas del país, con algo más de 600.000 militantes adictos al poder.
Al frente de la cartera de Vivienda, esta ingeniera agrónoma de 55 años y extracción social humilde, alcanzó la mejor valoración de la opinión pública entre los ministros del actual gobierno, presidido por Martin Torrijos.
Herrera tuvo que librar una batalla interna para hacerse con la candidatura presidencial de su partido frente a quien fabricó y divulgó los argumentos más demoledores contra ella y que finalmente consiguió convertirse en su incómodo compañero de fórmula electoral como aspirante del PRD a la vicepresidencia, el alcalde desde hace 10 años de la capital de Panamá, Juan Carlos Navarro.
La candidata del PRD ha dedicado prácticamente toda su campaña electoral, sin ofrecer algo diferente a las propuestas de Martinelli, a defenderse y lavar su imagen de la acusación de haber sido una radical y estrecha colaborada del ex dictador panameño Manuel Antonio Noriega, con la que el propio Navarro comenzó a refrescar la memoria histórica nacional.
En tercer lugar, y sin posibilidad aparente alguna de ganar, está Guillermo Endara, abogado de 72 años, ex presidente de Panamá de 1989 a 1994, con una intención de voto -según las encuestas- a su candidatura de Vanguardia Moral de la Patria (VMP) que no supera el 4 por ciento.
El analista político panameño José Eugenio Stoute declaró a EFE que esta campaña se ha caracterizado por ser "muy dura y muy sucia" y que "ha estado centrada en la personalidad de los candidatos", quienes "no han mostrado diferencias ideológicas o propuestas alternativas".
"Martinelli ha desplegado una campaña mediática excelentemente concebida, mientras que Balbina (Herrera) sufrió un daño irreparable, tanto dentro como fuera del partido, durante las primarias del PRD" para hacerse con la candidatura presidencial de ese partido, opinó Stoute.
Maria Eugenia Altar, directora de proyectos de Ditcher & Neira, una empresa privada de consultores de mercados, que hace encuestas sobre tendencias electorales de forma independiente y con su propio patrocinio consideró que, a diferencia de Herrera, Martinelli ha sabido jugar a su favor con las críticas de que ha sido objeto.
Martinelli fue acusado por sus rivales durante esta campaña de "estar loco", más concretamente de ser "bipolar" y tomar medicamentos para combatir su supuesta disfunción mental.
"Ni siquiera sé lo que es ser bipolar, y los únicos medicamentos que tomo son una pastilla para la presión arterial y otra para el colesterol", dijo recientemente Martinelli en una entrevista con un canal local de televisión.
En las elecciones del próximo domingo, los 2.200.000 panameños convocados a las urnas, elegirán, además del presidente que gobernará el país durante un quinquenio, a sus alcaldes y a los 71 miembros de la Asamblea Nacional o Parlamento.
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