El consumo moderado de cerveza o vino está relacionado con una mayor densidad mineral ósea en hombres y mujeres de más de 60 años, según un estudio epidemiológico publicado en el último número de American Journal of Clinical Nutrition.
El estudio, desarrollada por el Centro de Investigación sobre Nutrición Humana de la universidad Tufts, de Boston (Estados Unidos), se basó en el análisis de la densidad mineral ósea en muestras tomadas en las caderas de mil 182 hombres, mil 289 mujeres posmenopáusicas y 248 premenopáusicas.
La revista anglosajona Annals of Rheumatic Diseases publicó en junio de 2008 que la ingesta del equivalente a cinco copas de vino a la semana puede reducir el riesgo de artritis reumatoide en hasta un 50%.
El alcohol tiene propiedades antiinflamatorias que puede proteger contra enfermedades del mismo tipo, según investigadores del instituto Karolinska, de Estocolmo, que estudiaron a más de 2 mil 750 personas y tuvieron en cuenta los riesgos genéticos y medioambientales de desarrollo de la artritis.
VINO Y ARTRITIS
Una tesis similar se expuso en el VIII Congreso Anual Europeo de Reumatología, celebrado en Barcelona (España) en junio de 2007.
Los expertos allí reunidos fueron informados de una investigación según la cual el consumo de un vaso de vino diario es bueno para la salud en los mayores de 40 años porque ayuda a reducir el colesterol y la artritis.
De acuerdo con dicho estudio, el vino contiene unos antioxidantes denominados polifenoles generadores de anticuerpos que destruyen los genes que predisponen la aparición de las referidas patologías. Gemma Vilahur, cardióloga del Instituto de Ciencias Cardiovasculares de Barcelona, recordó durante el encuentro que son muchos los estudios que avalan los efectos positivos del consumo moderado del vino, y que una prueba de ello es que en Francia, donde se consume mucho esta bebida, la tasa de mortalidad cardiovascular es inferior a la de otros países.
La difusión de estas noticias ha generado sin embargo controversia en la clase médica. La psicóloga, terapeuta y especialista en adicciones, Ana Isabel Gutiérrez Salegui, alerta de los peligros que genera asociar el consumo de alcohol con los supuestos beneficios para la salud porque podría tener “consecuencias nefastas entre la población, sobre todo la más joven”.
Según esta especialista, “abundan con profusión supuestos estudios, cuyo único aval es el membrete de una universidad, y que en absoluto pueden presentarse como evidencias de carácter científico” que coinciden mayoritariamente en los beneficios “de algunas bebidas alcohólicas, como la cerveza o el vino”.
Para Salegui, estas investigaciones, “sobre todo cuando son patrocinadas por los productores de bebidas alcohólicas”, deben ser analizadas con la máxima cautela.
“No me imagino -añade- que un estudio sobre las cualidades del vino pagado por los productores de vino establezca que el vino es malo”, lo cual equivale para la experta en un “simple marketing saludable” que, como tal, “lo que pretende es vender, no que seamos más sanos”.
TAMBIÉN EN ALIMENTOS
En relación con los componentes beneficiosos para la salud que tienen las bebidas alcohólicas, entre las que, “por ejemplo, en la cerveza, y según estudios financiados por sus productores”, podrían citarse vitaminas, ácido fólico o antioxidantes, Salegui advierte de que “es necesario establecer de manera rotunda y que así se transmita a la población que cualquiera de esos componentes beneficiosos pueden obtenerse en alimentos naturales sin necesidad de acompañarlos de una ración de alcohol, por pequeña que sea”.
En ese sentido, la experta recuerda que “no se conoce ningún tratamiento médico, dieta e incluso rutina para ejercitación física o deportiva que incluya en modo ni en proporción algunas el consumo de alcohol, sino más bien todo lo contrario”.
La preocupación ante este fenómeno de los supuestos efectos beneficiosos de estas bebidas es notable, al menos en España, donde más de 70 organizaciones de médicos suscribieron hace ya dos años un manifiesto de apoyo a la Ley de Prevención del Consumo de Alcohol, que se encuentra aún en trámite parlamentario.
En el documento, que cuenta con el apoyo de asociaciones de padres de escolares, los galenos alegan que los intereses económicos de los sectores afectados “no deben anteponerse a la obligación” de preservar la salud de los menores.
Ante las críticas del sector vitivinícola por la inclusión del vino en el borrador, los especialistas destacaron que ésta es una de las bebidas de “mayor consumo” entre los menores durante los fines de semana, sola o mezclada con refrescos.
DROGA PSICOACTIVA
En el texto se recuerda que el inicio de consumo del alcohol en el país se produce en torno a los 13 años, la edad más temprana de la Unión Europea; que el 70% bebe los fines de semana y que uno de cada tres adolescentes se ha emborrachado alguna vez.
Los médicos se adhieren a “la evidencia científica” para recalcar que el alcohol es la “droga psicoactiva” más consumida por la población española y la primera causa indirecta, y directa en ocasiones, de agresiones, accidentes, violencia doméstica o suicidios, así como del bajo rendimiento escolar, el estrés y la violencia en las aulas, entre otros problemas.
Consideran los médicos que es necesario “disminuir la accesibilidad del alcohol” para los menores, como pretende el Ministerio de Sanidad, por lo que apoyan “la prohibición de la venta y consumo de bebidas alcohólicas” entre esta población.
Luis Aguilera, de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria, recuerda que el consumo precoz de alcohol hace que el riesgo de alcoholismo sea cuatro veces mayor y sale al paso de quienes sostienen que el vino es bueno para la salud, al señalar que 150 centímetros cúbicos pueden ser favorables al día para enfermos del corazón pero su consumo por encima de este nivel puede conllevar “graves riesgos” para el organismo y “nunca es beneficioso para los jóvenes”.
En cuanto a que el vino sea considerado un alimento en la ley que rige el sector, aseveró que esta normativa dice “cosas falsas” porque las vides no producen una bebida alcohólica, sino uvas, y, en cualquier caso, mosto.
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