Uno de los dos volcanes del país, el Barú ofrece al visitante la oportunidad de subir hasta su cima y pernoctar en el amplio valle formado por su cráter.
El volcán no está extinto, pero se encuentra inactivo desde hace siglos.
Las laderas del empinado monte son ideales para caminatas y senderismo, pues están cubiertas de exuberante bosque húmedo de árboles gigantescos cubiertos de musgos y líquenes. Durante la caminata de ascenso, de un poco más de cuatro horas, se tiene la oportunidad de observar especies de aves únicas, como el hermoso quetzal.
Los poblados aledaños al volcán son muy pintorescos, y su agradable temperatura, así como el exquisito paisaje de montaña, forman un escenario perfecto para la actividad.
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