Cébaco nos impresionó desde que la avistamos desde playa Reina, imponente, soberana, es la tercera isla de mayor superficie en el Pacífico después de Coiba e Isla del Rey.
Es un lugar muy tranquilo y sosegado y de gente sencilla. Hay kilómetros de playas vírgenes, con oleajes sutiles, el sonido de las olas cuando se devuelve emana un indescriptible ruido de piedras rodando. La arena oscura hace un dramático contraste con el azul del mar y se ven hermosas conchas y caracoles.
En la isla se pueden realizar muchas actividades, como senderismo (hiking) ya que hay innumerables senderos, buceo, campismo, esnórkeling y surfing. O simplemente puedes no hacer nada y descansar bajo cocoteros en una hamaca (si no llevas la tuya puedes pedirla prestada o alquilársela a los locales).
La población se dedica a la agricultura, la ganadería, a la pesca artesanal y a actividades de comercio. Tomando en consideración que no es un área turísticamente desarrollada hay unas buenas abarrotarías bien abastecidas, principalmente en El Jobo
La especulación de tierras aquí es evidente. Nuestros guías nos cuentan que muchos pobladores venden sus derechos posesorios a extranjeros a precios irrisorios, dejándolos sin tierras y trabajando para ellos (los que les compraron). Inclusive nos cuentan de proyectos turísticos de considerable escala que se pretenden instalar en la isla.
Haciendo contactos
En la mañana, mientras esperábamos el bus hacia Mariato, al sur de Veraguas, vimos a un señor que se distinguía entre las pocas personas que esperaban con nosotros. De sombrero típico, puesto a lo Galano, camisa blanca y pantalones grises bien planchados. El señor resultó ser Evangelino Castillo, asistente médico oriundo de Cébaco y que para ese momento iba en camino hacia su casa.
En Playa Reina, que es la playa del pueblo de Mariato, nos tomamos las pintas con el Sr Evangelino y nos pusimos de acuerdo para irnos con él al pueblo de Platanares en isla Cébaco. Nos ofreció también su casa para dormir, y no dudamos en aceptar.
En el cruce con la carretera hacia Playa Reina está el muy bien surtido Mini Súper Catival del paisano Solís. Si se te olvidó comprar algo en Panamá y llegaste a Santiago y de nuevo se te olvidó seguro lo encontrarás aquí.
Desde medicinas, agua, linternas, zapatos, chancletas o velas.
Para los valientes
A las once de la mañana tomamos una panga (lanchita) desde Playa Reina. Salimos desde el Puerto de los Valientes en la desembocadura del Río Negro. Al puerto lo llaman así porque resulta complicado partir desde aquí en época de lluvia, por lo bravo que se pone el mar en este punto. Está también el Puerto de los Flojos, que es más tranquilo para salir en la época lluviosa.
Cruzar a Cébaco es una aventura. Es necesario esperar a la marea alta para atravesar las despiadadas olas de Playa Reina, saliendo por el Río Negro. Hay que regresar en marea alta también: calcula que si no vas a pasar la noche en Cébaco, debes ir y venir en 3 horas o de otra manera esperar unas cuantas horas a la siguiente marea.
Los cayucos en su gran mayoría son monomotor, sin salvavidas. Hay que tener mucho ojo por que la brisa hace que las olas sean majestuosas y dada la poca seguridad que hay en las lanchas, puede ser una combinación letal. Si quieres estar seguro, trae tu propio salvavidas.
No olvides conversar con el lanchero para saber a que hora debes volver a tierra firme, de otra manera tendrá que esperar la próxima marea alta que te permita entrar al río Negro.
De visita
Tomamos unos 30 minutos hasta Platanares, en el lado norte de la isla, mirando hacia Mariato. Este es un pueblo pequeño, sin calles ni aceras, con casas de cemento o madera, techo de zinc, y algo separadas una de las otras. Platanares tiene su escuela primaria y una casa comunal y una caseta de teléfono público (que cuando fuimos no funcionaba).
Aquí es posible encontrar locales que te hospeden: hay que preguntar y ponerse de acuerdo en un precio si es el caso. También puedes acampar en el pueblo o a orillas de la playa, donde puedes encontrar leña para una fogata. No hay servicios de agua potable, aquí la gente utiliza agua de pozo y de las quebradas. Hay una abarrotería bien surtida a orilla de la playa donde encuentras sodas bien frías, snacks, duros y víveres.
No hay servicios turísticos organizados, pero puedes conseguir guías hablando directamente con los pobladores. El Sr Evangelino y el Sr Audilio, nuestros guías, nos cocinaron los dos golpes desayuno y almuerzo-cena. Aquí para la luz eléctrica se usan paneles solares y las neveras son a gas.
Cébaco es una isla alargada, con playas por todos lados. Las playas que visitamos en la costa norte, que es la que está frente al Golfo de Montijo, son de arena gruesa, con piedras grises y conchas y con costas rocosas. Playa Grande, en la costa sur, es de arena de grano fino y color blanco. La mayoría son definidas por tierra firme con cocoteros a lo largo de la playa. Sus aguas son tranquilas, pero depende de la estación del año ya que, según nuestros guías, en la época de lluvias hay más oleaje y el mar está más intranquilo.
Hay varias playas en la costa norte de la isla a las que se llega pasando el poblado de Platanares y siguiendo el sendero que va a la comunidad de El Pajal (que está en el lado este de la isla). La primera es Playa el Balso, con aguas de color verdoso y oscuras. Lo más interesante que se encuentra en esta playa son unos abrevaderos de agua dulce de roca, ideales para refrescarse y quitarse la sal. Tenían buen nivel de agua a pesar de que visitamos en la estación seca.
En los alrededores pudimos apreciar vegetación típica de áreas costeras y de transición a tierra firme como cocoteros, manglares, almendros, algunas bromelias en troncos. Encontramos lapas y cucarachas de mar (moluscos) pegadas a las rocas.
Caminando por el lado norte
En la costa norte de la isla, también por el sendero El Pajar, está playa Chaperno. Esta playa es una continuación de la playa El Balso, con arenas de grano fino y grueso, grisáceas, el litoral es arenoso. Además de cocoteros vimos mangles, almendros y un árbol que pensamos que podría ser el barrigón (Pseudobombax septenatum), que no esperábamos encontrarlo en un área tan cerca de la costa. También encontramos una palma llamada maquenca que es ideal para hacer casas, nos dicen nuestros guías. Seguida a playa Chaperno está playa Divorcio, de aguas tranquilas con poco oleaje.
A pocos minutos en bote desde Platanares, pasando la playa Los Lagartos, se encuentra el poblado de Los Almácigos, un pueblo parecido a Platanares. Hay una playa con arenas de grano grueso, grisáceo, con cocoteros a todo lo largo. Aquí también se puede acampar en el pueblo o a orillas de la playa. La playa no es muy vistosa, pero las aguas son tranquilas y con poco oleaje.
Desde Los Almácigos se puede caminar bordeando la costa hacia el poblado de El Jobo. En el camino está la playa El Roble con un litoral arenoso, sin oleaje y con
vegetación típica de costa y a nivel del mar como cocoteros, almendros y el “indio desnudo” (Bursera simarouba).
El Jobo es el poblado más desarrollado que visitamos en la costa norte de la isla. Su infraestructura difiere mucho en comparación con los otros pequeños poblados, con aceras de cemento, casas ordenadas de bloque y de madera, con techos de zinc y tejas. Aquí están las Cabañas los Delfines, bastante sencillas. Preguntar por el Sr Herlis Calles al tel 6469.3495. También los residentes ofrecen hospedajes (preguntar). Hay donde acampar ya sea en el pueblo o a orillas de la playa.
El agua dulce aquí es muy buena, proveniente de pozo y de la montaña. Tanto así que, según nos cuentan los pobladores, de aquí llevan agua a isla Gobernadora (al norte). Hay varias abarroterías, una escuela y casa comunal. Se pueden conseguir señoras que cocinen si deseas comer un plato local.
En la playa de la comunidad hay un sector donde se puede observar el desove de las tortugas sin mayores inconvenientes. Algunos residentes han tomado cursos de turismo con el IPAT y pueden organizar giras. En las cabañas los Delfines organizan giras también. Recomendamos hablar con los residentes para tener varios precios.
Arrecifes del Pacífico
En otros sectores de esta costa hay presencia de corales, como por ejemplo en playa La Pita donde tuvimos la oportunidad de hacer snorkeling. Esta playa es buena para prácticas este deporte, con buena visibilidad. Hay spots donde encontramos aun más variedad de corales vistosos en la misma playa. Corales como el “cuerno de ciervo” son comunes, y se aprecian peces de vistosos colores.
A playa La Pita se puede visitar pidiendo a un lanchero del pueblo del Jobo que los lleve. Está a solo 10 minutos de este poblado.
Hay un área llamada Caleta Caimán, al suroeste, donde se puede apreciar aun mejor los arrecifes de coral y más playas para practicar el surfing. Se llega caminando unas 2 horas desde el poblado de El Jobo utilizando el sendero de Naranjo, o por bote a solo 20 minutos desde El Jobo.
Camino al sur
Por el poblado de Los Almácigos hay un sendero que comienza a un costado de la escuela. Este sendero cruza la isla hacia el lado sur hasta llegar a Playa Grande, la más grande que visitamos y muy diferente a las playas del lado norte. Este sendero toma aproximadamente hora y media caminando sin apuro. Playa Grande presenta olas de considerable tamaño, que retumban produciendo un sonido que lo pudimos escuchar desde el sendero avisándonos que ya estábamos cerca.
Una vista impresionante del tamaño de la playa que hace alusión a su nombre se observa al final del sendero. Las olas son de unos 2 metros y nuestros guías cuentan que en época lluviosa se ponen más altas aún. En esta estupenda playa habitan gaviotas, gavilanes carroñeros, cangrejos en cantidad, típico de playas de arenas finas.
Las tortugas vienen aquí a desovar, aunque no es muy común de observar y los perros y la gente comúnmente agarran los huevos. Aquí se encuentra la desembocadura del río Mangotal con aguas fluyendo hacia el mar aún en la época seca, ideal para un buen chapuzón de agua dulce.
Las rutas del pueblo
Estos son algunos senderos que recomendamos para una tarde de senderismo (hiking) y playa.
El Sendero El Pajar lleva hacia las playas de El Balso, Chaperno, Divorcio. Sale desde el poblado de Platanares y se toma aproximadamente una media hora desde Platanares hasta la costa a paso normal. El terreno presenta ligeras pendientes y es totalmente de tierra. Pasa a través de la reserva de flora y fauna de la comunidad de Divorcio.
El Sendero de los Almácigos lleva hacia Playa Grande. Sale desde el poblado de los Almácigos, e inicia por el costado derecho de la escuela primaria desde donde se aprecia una vista impresionante de la costa. Para llegar a la escuela hay que subir unas escaleras que desde abajo parecen interminables. Toma este camino aproximadamente 1 hora y media a un paso moderado hasta llegar a la playa. Es de tierra con rocas a su inicio y tierra el resto del sendero, tiene algunas pendientes principalmente al inicio, pero nada para preocuparse. Este sendero atraviesa la isla de costa norte a la sur, pasando por el poblado de El Centro y por el antiguo aeropuerto (o helipuerto) donde el camino es totalmente plano.
Existen muchos senderos más por explorar y que se comunican entre si. Es recomendable explorarlos con la ayuda de un guía.
- Texto y fotos por Disney Fajardo y Diana Bernal
- Con textos de Jenny Meir
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