Los ranchos y las casas de quincha que por más de un siglo fueron las residencias de lujo del campesino de Azuero, hoy están condenadas a desaparecer por la modernización de la construcción y la escasez de la materia prima y de constructores para hacer este tipo de viviendas.
Es imposible dar con la fecha exacta del inicio de ese tipo de construcciones en la región, pero campesinos de la zona señalan que con la fundación de la primera población tras la llegada de los conquistadores españoles se comienza a reemplazar el tradicional rancho por la casa de quincha.
Las primeras poblaciones, tras el exterminio de los nativos de la región, vivían en ranchos cobijados con cogollo de caña de azúcar y penca de palma, mientras que las paredes las construían de varitas.
Posteriormente, influenciados por la cultura europea se comienzan a construir primero en las áreas urbanas y segundo en las zonas rurales de las provincias de Herrera y Los Santos las casas de quincha que desplazan el rancho.
Entre los años de 1860 y 1960 fue el período de oro de la proliferación de las casas de quincha. Durante esta época el 90% de las viviendas era de ese tipo de estructura, el resto continuarán construyéndose al estilo rancho.
En los años de 1970 se introduce el cemento en la construcción de vivienda, los dos primeros tipos de edificaciones van minimizándose y en la actualidad existen pocos ranchos y casas de quincha.
También hay escasez de madera adecuada para hacer la estructura de una casa de quincha, y las palmas que producen las pencas que se utilizan para cobijar el techo de los ranchos quedan pocas.
Otra situación que está incidiendo en la poca construcción de este tipo de edificación es que ya son pocos los que saben diseñar empíricamente esa casas
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