Practicar normas básicas de higiene es la mejor medida contra los gérmenes en cualquier momento, pero ahora, con el mundo en alerta por el virus de influenza porcina, estos fundamentos de urbanidad cobran mayor relevancia.
El otorrino Juan Francisco de la Guardia, el pediatra e infectólogo Javier Nieto (subdirector del Instituto Conmemorativo Gorgas) y el pediatra Alfredo Henríquez son categóricos en sus recomendaciones: lavarse las manos con frecuencia y taparse la nariz y la boca al toser o estornudar.
El Ministerio de Salud también promociona medidas para mantener alejadas las infecciones. En su nueva campaña, enfatiza la importancia de usar pañuelos –mejor si son desechables– para cubrirse la boca al estornudar, algo que para estos días no es tan común ver.
Sin embargo, si no se tiene un pañuelo al alcance y se usan las manos para cubrirse la boca al toser o estornudar, lo correcto es “proceder de inmediato a lavarse las manos”, cita uno de los afiches alusivos.
Además, De la Guardia, Nieto y Henríquez coinciden en que para no contraer gérmenes se deben evitar las aglomeraciones y dejar de saludar a los demás con besos o apretones de mano.
“Hay que evitar conversar tan cerca con las personas. Al hablar se emite un spray de saliva que puede ser infeccioso”, dice De la Guardia.
“Hay que evitar conversar tan cerca con las personas. Al hablar se emite un spray de saliva que puede ser infeccioso”, dice De la Guardia.
Henríquez, por su parte, recomienda no tocarse en exceso los ojos, la nariz y la boca, pues por esas vías, principalmente, entra la infección al cuerpo.
Nieto recalca que normas fundamentales, como lavarse las manos con agua, jabón o gel antiséptico cuando se usa el baño o antes de comer, no solo deben tenerse presente en este momento de alerta pandémica.
Por el contrario: “es una medida del diario vivir”, enfatiza. De no ser puesta en práctica, advierte, las bacterias quedarán en la mano y las transmitirá a todo lo que toque. De hecho, “las manos son el vehículo de transmisión de enfermedades”, relata el infectólogo.
En caso de presentar síntomas como fiebre, dificultad para respirar, letargo, dolor en la articulaciones y en los músculos, secreciones nasales, dolor en la garganta y falta de apetito, hay que recurrir a un centro médico.
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