Antes de la llegada del nuevo ser al hogar hay que tener previstas una serie de intendencias y que la casa se encuentre de lo más acogedora.
No olvidemos tampoco que, para el mejor desarrollo psíquico y físico del niño, hay que olvidarse -o al menos saber compaginarlo- de nuestro ritmo de vida de adulto.
El bebé impone una serie de rutinas derivadas de su alimentación y de su descanso que nos obligan a ser responsables y a renunciar a ciertas libertades que nos permitíamos cuando vivíamos solos en pareja, sin la presencia del nuevo ser.
La lactancia y el destete son dos momentos muy importantes en el desarrollo del recién nacido, así como el momento de la separación de la madre cuando debe volver al trabajo.
FAMILIAS DIVERSAS
Hay familias con hijos habidos en distintos matrimonios, monoparentales, integradas por cónyuges de un mismo sexo, con descendientes fruto de inseminación artificial o de vientres de alquiler, etc.
También han aumentado notablemente en los últimos años las familias formadas por padres con descendientes propios y adoptados, o solo adoptados de distintas procedencias, así como monoparentales con niños acogidos o en adopción.
Teniendo como referencia la familia tipo, Jo Frost, la niñera británica más conocida del mundo gracias a sus publicaciones y a su influencia mediática como protagonista del programa Supernanny, asegura en su libro Ya eres mamá (Confident baby care, Planeta 2009), que uno de los mayores enemigos de cualquier madre en ciernes es el miedo a no dar la talla como progenitora.
La “supernanny” advierte de que todo hay que aprenderlo sobre la marcha y que hay cosas que son de auténtico perogrullo.
Por ejemplo, para saber cuándo hay que cambiar un pañal a un bebé no hay más que fijarse en el momento en que el pequeño comience a llorar. Esto es señal de que se siente incómodo. Póngale otro pañal y verá como cesa el llanto.
Sin embargo, Frost asegura haber observado que cuanto más cuidado ponen algunos padres primerizos al tomar al bebé en sus brazos, más suele llorar éste. Ello obedece al sexto sentido del niño que percibe inseguridad en sus progenitores. Si tomamos al bebé con firmeza y le sujetamos bien la cabecita, el lactante se sentirá protegido y, en consecuencia, mucho más tranquilo.
PLANIFICARLO TODO
Antes del parto hay que planificarlo todo al milímetro y procurar que los padres se sientan relajados.
No hay que tener miedo al dolor si los doctores han advertido de que la llegada del niño no tiene previstas complicaciones graves.
Procuremos dejar la nevera llena, sobre todo el congelador, en los días previos a la salida hacia el hospital, así como la maleta con la ropa limpia que le pondremos al bebé en cuanto nazca. Tengamos controlados los números de teléfono de emergencia y de radio taxi, y avisados los parientes más cercanos para recurrir a ellos en caso de necesidad.
Una vez que el niño ha llegado, Frost recomienda la lactancia materna el máximo tiempo posible, ya que la leche de la madre contiene la combinación justa de grasas, proteínas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales para el recién nacido, además de los anticuerpos que estimulan su sistema inmunitario ante los previsibles ataques de virus y bacterias.
También se ha demostrado que la lactancia natural reduce los gases y el estreñimiento.
No obstante, “supernanny” entiende a las madres que, por diversas razones -adopción, enfermedad, medicación-, han optado por dar el biberón a sus hijos desde el primer momento. Hay generaciones enteras de niños criados con lactancia artificial y se han convertido en adultos perfectamente sanos. Las leches infantiles de laboratorio han progresado mucho en los últimos y ahora existen algunas en el mercado que imitan la fórmula materna, salvo los anticuerpos.
Es recomendable que el recién nacido se instale al principio en la misma habitación que los padres. El niño debe sentirse próximo a sus progenitores, quienes deben interpretar sus demandas de alimento o sus llantos en una primera fase de la vida tan importante.
Son recomendables también las vacunaciones contra todo tipo de enfermedades así como el almacenamiento de la sangre del cordón umbilical para utilizarla en aso de que el bebé sufra después determinados tipos de cáncer, desórdenes sanguíneos o genéticos, o con el fin de usarla para curar a hermanos enfermos.
Con relación a la circuncisión, “supernanny” recomienda llevarla a cabo en los primeros tres meses de vida del bebé varón, pero siempre que los dos progenitores estén de acuerdo previamente.
Según parece, esta práctica hebrea puede resultar muy beneficiosa para prevenir infecciones posteriores del tracto urinario y de transmisión sexual.
LOS PRIMEROS PELIGROS
En los primeros meses de vida hay que tener en cuenta una serie de elementos que pueden resultar peligrosos para el bebé y que conviene desechar.
Almohadas: se pueden asfixiar con ellas.
Colchas o edredones: también se pueden asfixiar o acalorarse en exceso.
Mantas con demasiada pelusa: ésta puede introducírsele en la nariz o en la boca y provocarle dificultades respiratorias.
Moisés o cuna sobrecargados de muñecos de peluche: pueden acumular polvo, lo cual genera alergias, aparte de que el bebé se puede asfixiar con estos objetos.
Polvos de talco: las partículas pueden producir lesiones pulmonares.
Pañales sucios al alcance del bebé: contienen gérmenes que el niño no debe tocar bajo ningún concepto.
Baño: jamás debe dejarse a un niño solo en el baño. En cuestión de segundos puede producirse cualquier tipo de accidente irreparable.
Durante las primeras semanas de vida y antes de que la mamá se reincorpore a su trabajo, hay que sentar las bases del vínculo materno que determinarán el futuro psíquico del niño. Frost asegura que con mostrarle amor y cariño al bebé reiteradamente en esos primeros doce meses ya es bastante.
Con relación al descanso del bebé hay que procurar que se alimente bien durante el día y reciba los estímulos correspondientes.
También es recomendable sacarle de paseo antes de que se duerma y, sobre todo, hay que asegurarse de que su pañal no está mojado.
Según Frost, existen una serie de animales con los que no debe estar nunca en contacto un niño de 0 a 12 meses porque se ha comprobado que transmiten salmonelosis u otras enfermedades infecciosas. Se trata de pollos, patos, sapos, ranas, lagartijas, serpientes y tortugas.
En los hospitales modernos, es habitual que se someta a exploraciones rigurosas a los recién nacidos para determinar si existe algún tipo de lesión neurológica, aunque hay veces que ésta se presenta una vez que el bebé está en casa. Por esta razón, la experta recomienda acudir al médico a toda prisa cuando se den esta serie de síntomas:
El bebé presenta rigidez o inmovilidad, come demasiado despacio o succiona poco, no responde a los estímulos fuertes, o le tiembla constantemente la mandíbula cuando no llora ni está nervioso.
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