Es ideal para tratar de bajar esos kilitos de más porque no sólo se ocupa de trabajar nuestro físico, sino que nos permite bajar nuestro nivel de ansiedad, una de las claves para aprender a comer menos y mejor.
A diferencia de los movimientos gimnásticos, las asanas (posturas del Yoga) constituyen un arte que se aplica a la anatomía de nuestro cuerpo, en tanto que la gimnasia no es más que una forma de perfeccionamiento que se aplica sólo a la masa muscular. Las posturas tienden a normalizar las funciones del organismo entero, regulando, entre otros, los procesos involuntarios de la respiración y circulación, digestión, eliminación, metabolismo, y afectando al funcionamiento de todas las glándulas y órganos, así como al sistema nervioso y a la mente. Esto se consigue gracias a la respiración profunda practicada mientras el cuerpo adopta las diversas asanas. Cada uno de los ejercicios produce un efecto totalmente diferente en las relaciones funcionales dentro del organismo. De aquí que el Yoga pueda influir en los valores físicos, mentales y espirituales del hombre. Además, puede ser practicado por cualquier persona, sin distinción de sexo, raza, color o religión que desee mejorar su salud y su calidad de vida.
¿Cómo nos ayuda el yoga?
Las posturas: La presión que se ejerce durante la ejecución de las posturas sobre órganos, tejidos y músculos hace que salga la sangre vieja allí acumulada; esto, combinado con la respiración completa, hace que se renueve la sangre de las partes afectadas. Comienza a entrar al cuerpo mayor cantidad de oxígeno, que pasa al torrente sanguíneo y, cuando liberamos la presión, esa sangre, rica en oxígeno, vitaminas, proteínas, aminoácidos y otros elementos fundamentales para nuestra vida, ingresa al órgano, tejido, músculo o grupo de células que fue sometido a dicha presión. Es como una bocanada de aire fresco que renueva esa parte del cuerpo y que permite que el organismo funcione mejor, ya que queda liberado de toxinas, como una habitación que ha sido aireada.
Dentro de las posturas recomendadas para adelgazar podemos nombrar: Sarvangasana (Paro sobre los hombros o la Vela), Halasana (El arado) y Matsyasana (Postura del pez).
La respiración: Le aporta al cuerpo el oxígeno suficiente para el buen funcionamiento de todas sus células. Sin oxígeno suficiente, las células no pueden metabolizar los alimentos en forma correcta, con lo que se pierden nutrientes, entre ellos vitaminas y minerales.
También permite que el organismo se desprenda de los subproductos gaseosos del metabolismo que son nocivos, especialmente el anhídrido carbónico.
Desde el punto de vista psicológico, nos proporciona la capacidad necesaria para hacer frente a situaciones difíciles sin que ellas nos desborden y nos produzcan compulsivas ganas de comer.
La meditación: Patanjali, codificador del Yoga hacia el año 200 A.C., decía en sus aforismos: "Yoga es la cesación de las pertubaciones de la mente". Es decir que su objetivo final es encontrar la paz, instrumento de vital importancia para reducir el impacto del estrés en nuestro organismo.
Para alcanzar el efecto deseado es importante tener presente dos cosas:
1- Debemos elegir para nuestra práctica un Yoga total, es decir que tenga en cuenta todos los aspectos que constituyen al ser humano.
2- Es fundamental tener constancia y ser perseverante.
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